En España hay más de 11 000 casos de acoso o ciberacoso escolar al año, lo que supone una fuerte amenaza para la salud física y el bienestar emocional de nuestros hijos e hijas. Por ello, es importante que desde los centros educativos se establezcan mecanismos de acción para prevenir, detectar y ayudar en este tipo de situaciones, y que los profesionales sepan cómo apoyar a quienes están sufriendo una situación de acoso.
Bajo esta premisa, desde el A.M.P.A. hemos querido conocer cómo trabaja nuestro colegio, el CEIP Clara Campoamor, este gran desafío al que nos enfrentamos familias y profesores. En primer lugar, cabe destacar que nuestro centro cuenta con un Plan de Convivencia, en línea con las indicaciones de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid para la promoción de la convivencia pacífica y la prevención de comportamientos violentos entre compañeros, enmarcado en la consideración de un abordaje integral de todas las formas de violencia en la infancia y contra la infancia.
Un programa de profesores y alumnos
Para conocerlo mejor hemos hablado con Susana Martínez, que este año ha sido nombrada Coordinadora de bienestar social y protección a la infancia del colegio. Esta profesora es la encargada del programa de delegados de convivencia (con los alumnos de 5º y 6º de Primaria), para lo cual cuenta con la formación y titulación requerida para poder ejercerlo. Una formación que, por voluntad propia, ha seguido completando con el objetivo de tener los mejores recursos para resolver las situaciones que puedan darse y detectar otras problemáticas como los malos tratos.
Los protagonistas de este programa son muchos: el Equipo Directivo quién elaboró el Plan de Convivencia, cada uno de los profesores del centro quienes, en sus funciones como tutores llevan a cabo un trabajo diario y responsable de convivencia en las aulas, los alumnos denominados “delegados de convivencia” y la profesora que les coordina. Estos alumnos (ocho en la actualidad) están formados por dos alumnos elegidos por los tutores de cada quinto y sexto curso de Primaria, alumnos que a principio de cada curso pasan por todas las clases del colegio, incluido Infantil, para que todos sepan que pueden acudir a ellos si tienen algún problema o situación que requiera de ayuda o apoyo. “A veces resulta más fácil contarle un problema a tus iguales antes que a un profesor”, recuerda Susana.
¿Cómo funciona?
El pilar fundamental de este programa es la observación y la escucha. Aunque la coordinadora del programa comenta que apenas ha habido casos considerados como “graves” de acoso, “tan solo dos veces se activó el protocolo desde Dirección y finalmente no fueron casos de bullying”.
Un ejemplo del buen funcionamiento del programa es que – según relata – en los casos de alumnos más problemáticos, se ha conseguido que, en lugar de intervenir una decena de veces en un mes, estas intervenciones se reduzcan y sean más esporádicas. “Suelen ser casos de problemas que se pueden abordar y resolver a través de este programa, si son cosas más graves se recurre al Plan de Convivencia en el que se tipifican ciertos comportamientos como faltas leves, graves o muy graves, pasan por el equipo directivo y se aplican las sanciones correspondientes, pero normalmente se atajan antes”, explica.
Un espacio fundamental para observar, prevenir y afrontar muchos de estos problemas de convivencia es el patio porque allí “observamos muchas situaciones”. Cuando se producen problemas siempre se escucha a todas las partes para entender a todos, y una vez que se sabe lo ocurrido se actúa en consecuencia. En este sentido la coordinadora del programa subraya que las consecuencias no son castigos “sin más” sino que se pretende que esas sanciones les hagan reflexionar y supongan un beneficio para los demás alumnos, es decir, “no se trata de copiar 100 veces una frase, más bien consiste en ayudar a las tutoras de infantil a cuidar el patio de los pequeños o colaborar en la recogida del material de juegos, por ejemplo. Suele funcionar mucho mejor”.
En este punto también se señala la importancia de hablar con los alumnos para conocer el porqué de estos actos. La Jefa de estudios o la Directora se implican en saber qué está pasando o en analizar el porqué de esa situación. “A veces existen problemas familiares o de otra índole que son el detonante de estos comportamientos” comenta Susana. En todos los casos leves, los más habituales, se intentan resolver en el colegio para no crear estigmas ni “sambenitos” con el objetivo de reconducir las clases. En caso de problemas más serios siempre se ponen en contacto con las familias. Aquí, se insiste en que tanto la coordinadora como los delegados de convivencia SIEMPRE están dispuestos a escuchar.
Ciberacoso, un fenómeno en auge
El ciberacoso o acoso en redes sociales es un fenómeno cada vez más numeroso y que no para de crecer. Susana explica que esto también se trabaja en el programa de convivencia porque “es algo que cada vez va a más, en parte porque ahora se relacionan menos en las calles y más con las máquinas y a través de las redes sociales o el whatsapp, esto es algo de lo que también estamos pendientes en el colegio por el impacto que puede tener en las aulas, pero es un fenómeno que suele producirse fuera del colegio y en el que los padres juegan el papel principal de vigilancia. No obstante, en el momento que detectamos algo lo comunicamos a las familias”. En este ámbito desde el centro escolar se destaca también el trabajo y colaboración con la Policía. “Los policías tutores vienen a darnos formación y charlas sobre el ciberacoso, no solo a profesores sino también a alumnos mediante el programa de Ciberexpert@. Es importante que sigamos trabajando en esto”- afirma.
Consejos para las familias
Desde el A.M.P.A. hemos preguntado a la coordinadora cómo podemos detectar síntomas o signos que puedan alertarnos de una situación de acoso en nuestros hijos a los que quizá no prestemos la atención necesaria. En este sentido desde el colegio nos recuerdan la conveniencia de comunicar cualquier situación que pueda alterar las emociones de nuestros hijos tales como: divorcios, cambios de domicilio, llegada de un nuevo hermano o hermana, la pérdida de un abuelo u otro ser querido, enfermedades en el seno de la familia etc. “Todas estas circunstancias provocan en muchas ocasiones que el niño o niña se retraiga y empiece a quedarse más aislado o solo, debido a su tristeza, o también puede provocar lo contrario, que afloren sus emociones de una manera más explosiva. Conocer estas situaciones nos ayudar a poder prevenir problemas de convivencia y apostar por el bienestar del alumno en todo momento”, comenta Susana. “Aunque resulte obvio, cuando un alumno se vuelve muy callado, quiere estar solo o siempre le duele algo, son señales que deben de alertarnos de que algo puede que no esté yendo bien”.
Desde el A.M.P.A. queremos agradecer a Susana su implicación y su amabilidad para contarnos de primera mano cómo funciona este programa y resolver nuestras dudas e inquietudes.